Mi nombre es Tiro…
Durante
treinta y seis años fue el
secretario particular de Cicerón, el
estadista romano.
Fui
testigo de sus
reuniones privadas y el
portador de sus mensajes secretos.
Durante las décadas que siguieron a
la muerte de Cicerón, a menudo me preguntaron casi siempre entre susurros, como era
realmente.
También ruego a los dioses que me permitan terminar mi labor antes que
llegue mi propio fin. Cicerón, en lo que fueron sus ultimas palabras, me
pidió que contara la verdad sobre él.
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