Hola, soy Alberto Rodríguez, alumno de 1º ESO D, y os presento una nueva audio-experiencia lectora para nuestro blog, Apuntes de Lengua, y para el proyecto Kuentalibros. En el capítulo de hoy os presentamos Rompetechos, de Francisco Ibáñez.
Trata de un señor llamado Rompetechos que ve cosas que en realidad no existen, o no son las cosas que él busca.
Más pipas. Era un día normal, un día cualquiera, y Rompetechos salió a dar una vuelta, y vio a un hombre que transportaba un tubo. Rompetechos, por su grave defecto de vista, vio una pipa, y se acordó de que había visto en la tele que era más sano fumar en pipa.
Fue a comprarse una. Al ver la palabra pipa en una tienda de gafas, entró y pidió una pipa de las más baratas. El vendedor preguntó a Rompetechos si la iba a usar para una linterna. Rompetechos lo negó y dijo que se la iba a fumar; la encendió y salió de la tienda afirmando que no tiraba, y se dispuso a ir a otra tienda. Vio esta vez a un obrero trabajador y le preguntó. Me quedo con ésta; el capataz y el obrero se miraron sorprendidos. Rompetechos iba a fumar el martillo que estaba usando el obrero para apretar los tornillos y clavar los clavos. Entonces, otra vez con decisión, dijo: "entonces, me quedo con ésta". Otra vez el capataz y el obrero se miraron sorprendidos, pues Rompetechos estaba dispuesto a fumarse la pala para aportar la tierra. Esta vez, el capataz se enfadó y le echó de la obra, metiéndole dentro de una ambulancia cercana. El conductor de la ambulancia le regañó, pues seguía empeñado en fumarse algo parecido a una pipa; esta vez tocaba el tubo de escape. Cuando llegaron al hospital, le tuvieron que meter en una celda aislada, pues en la celda compartida se estaba intentando fumar la nariz agachada del médico de guardia, y cuando Rompetechos estaba solo, afirmó que había sido culpa de la tele.
Ésta es una de las mil historias de Rompetechos y sus movidas. Se lo recomiendo a las personas con mucho sentido del humor, que si se aburren, se lean un capítulo y recuperen la sonrisa.
Trata de un señor llamado Rompetechos que ve cosas que en realidad no existen, o no son las cosas que él busca.
Más pipas. Era un día normal, un día cualquiera, y Rompetechos salió a dar una vuelta, y vio a un hombre que transportaba un tubo. Rompetechos, por su grave defecto de vista, vio una pipa, y se acordó de que había visto en la tele que era más sano fumar en pipa.
Fue a comprarse una. Al ver la palabra pipa en una tienda de gafas, entró y pidió una pipa de las más baratas. El vendedor preguntó a Rompetechos si la iba a usar para una linterna. Rompetechos lo negó y dijo que se la iba a fumar; la encendió y salió de la tienda afirmando que no tiraba, y se dispuso a ir a otra tienda. Vio esta vez a un obrero trabajador y le preguntó. Me quedo con ésta; el capataz y el obrero se miraron sorprendidos. Rompetechos iba a fumar el martillo que estaba usando el obrero para apretar los tornillos y clavar los clavos. Entonces, otra vez con decisión, dijo: "entonces, me quedo con ésta". Otra vez el capataz y el obrero se miraron sorprendidos, pues Rompetechos estaba dispuesto a fumarse la pala para aportar la tierra. Esta vez, el capataz se enfadó y le echó de la obra, metiéndole dentro de una ambulancia cercana. El conductor de la ambulancia le regañó, pues seguía empeñado en fumarse algo parecido a una pipa; esta vez tocaba el tubo de escape. Cuando llegaron al hospital, le tuvieron que meter en una celda aislada, pues en la celda compartida se estaba intentando fumar la nariz agachada del médico de guardia, y cuando Rompetechos estaba solo, afirmó que había sido culpa de la tele.
Ésta es una de las mil historias de Rompetechos y sus movidas. Se lo recomiendo a las personas con mucho sentido del humor, que si se aburren, se lean un capítulo y recuperen la sonrisa.
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