Hoy, la Infanta Margarita verá finalmente el cuadro de don Diego y
apenas puede resistir la espera. A nosotros, su vida nos puede parecer
muy cómoda porque tiene doncellas y tutores e incluso bufones que la
divierten. Sin embargo, se trata de una vida muy difícil y solitaria,
pues nadie olvida jamás que es una princesa y siempre tiene que
comportarse como tal. Tiene un amigo especial, el pintor Diego Rodríguez
de Silva y Velázquez. El sabe que, aunque ella sea una princesa,
también es una niña que necesita trato sencillo y afecto.
Mercedes junto a Mario no han dudado en recomendar este texto desde el marco incomparable de los jardines del Palacio de la Isla de Burgos, sede del ILCYL.
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