domingo, 28 de octubre de 2012
Leer Japón en la Biblioteca Francisco Umbral
Kuentalibros ha visitado la Biblioteca Municipal Francisco Umbral de Majadahonda, que dedica este trimestre un importante espacio a la literatura japonesa.
Recorriendo sus exóticas recomendaciones hemos elegido algunas para todos los amigos de Kuentalibros:
El haiku es una forma poética japonesa fuertemente influenciada por la tradición Zen, y es Basho el gran maestro de haiku: poemas breves, directos, simples y naturales, pura intuición del presente. Edición con grabados del Maestro Zen Taisen Deshimaru.
«Soy un gato, aunque todavía no tengo nombre.» Así comienza la primera y más hilarante novela de Natsume Sōseki, una auténtica obra maestra de la literatura japonesa, que narra las aventuras de un desdeñoso felino que cohabita, de modo accidental, con un grupo de grotescos personajes, miembros todos ellos de la bienpensante clase media tokiota: el dispéptico profesor Kushami y su familia, teóricos dueños de la casa donde vive el gato; el mejor amigo del profesor, el charlatán e irritante Meitei; o el joven estudioso Kangetsu, que día sí, día no, intenta arreglárselas para conquistar a la hija de los vecinos. Escrita justo antes de su aclamada novela Botchan, Soy un gato es una sátira descarnada de la burguesía Meiji. Dotada de un ingenio a prueba de bombas y de un humor sardónico, recorre las peripecias de un voluble filósofo gatuno que no se cansa de hacer los comentarios más incisivos sobre la disparatada tropa de seres humanos con la que le ha tocado convivir.
En los veinticuatro relatos que componen este volumen, Murakami introduce elementos fantásticos y oníricos, mezcla con calculada ambigüedad el sueño y la vigilia, se sirve de referentes como el jazz o permite que los cuervos hablen, pero, sobre todo, crea personajes inolvidables, enfrentados al dolor o al amor, o vulnerables y necesitados de afecto. Basta un detalle nimio para que algunos de esos personajes se suman en la melancolía tras atisbar de pronto el lado oscuro que ocultan los actos cotidianos. Unos, como el protagonista de «El séptimo hombre», intentan superar, muchos años después, la pérdida de su mejor amigo, acaecida en la infancia; otros sienten el impulso de pasear por el zoológico los días de fuerte viento. Preparar la comida puede ser la excusa perfecta para desentenderse de los problemas ajenos, como en «El año de los espaguetis», pero a veces la realidad se impone, como en «Hanalei Bay», donde una madre acude a recoger el cadáver de su hijo surfista tras morir atacado por un tiburón. En «Viajero por azar» la casualidad propicia la reconciliación entre un hermano y una hermana, enemistados durante diez años, y en «El espejo», un vigilante nocturno narra su terrorífica experiencia con un fantasma.
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