Álvaro regresa a Kuentalibros para recomendar a los padres y a las madres por qué no han de ser unos miedicas.
A Marcos le gusta mucho jugar con sus amigos en la plaza y salir a montar en bicicleta, pero sus padres no le dejan porque tienen miedo de que le pase algo. Lo único que le dejan hacer es sentarse delante de la tele, quieto y sin hacer ruido. Marcos está tanto tiempo así, que se convierte en un muñeco, ¡un muñeco vivo!
Tiene una pinta buenísima. A los niños hay que cuidarlos, vale, pero hay que dejar que hagan cosas... tienen que caerse para aprender a levantarse, llorar para darse cuenta de que es mejor reírse, enfadarse para aprender a perdonar, ensuciarse para conocer el mundo y hacer cosas por sí mismos para ser autónomos y valorar lo que son capaces de hacer.
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