miércoles, 1 de febrero de 2012

El príncipe y el espejo

Mientras sus ministros le visten, el Pequeño Príncipe mira en un gran espejo lo que ocurre en su reino; hay cosas que no le gustan. Por eso, imagina soluciones a esos problemas y promete arreglarlos cuando sea mayor. Un día se distrae y en vez de atender a esos pensamientos escucha lo que sus ministros le dicen: como estos no paran de adularle, su vanidad crece, y el Príncipe comienza a agrandarse hasta que su figura ocupa todo el espejo, tapando lo que antes tanto le gustaba contemplar. Se despierta y se da cuenta de que sólo ha sido una pesadilla. Decide vestirse solo y no hacer caso de los elogios interesados, para que ese sueño no se convierta en realidad.


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