Porque las tragedias, vista en ojos de un niño, resultan, si caben, más dolorosas. Porque la candidez de la infancia nunca debería verse truncada por el sufrimiento. Porque la inocencia no entiende de razas, colores o religiones.
Una vez más, os lo recomendamos de la mano de Adriá, alumno de 3º de la ESO del IES Eugeni Xammar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario