Hola, soy Jaime Montes, alumno de 2º ESO A, y os presento una audio experiencia lectora para nuestro blog, Apuntes de lengua, y para el proyecto Kuentalibros. En el capítulo de hoy os presentamos El detective disfrazado, de James Preller.
Era diciembre, y Nino y Mila, unos detectives, ahora eran unos detectives sin caso. Era tanto su aburrimiento que Mila recurrió a una caja en su escondrijo secreto; en esa caja encontraron diversos objetos con los que camunflar un poco su aburrimiento. Entre estos, había disfraces, que era especialmente el centro de atención.
En ese momento, en el que Mila está jugando al fútbol con una camiseta del Barcelona, entró la madre de Nino. Dijo que no podía ocuparse de él y que, por lo tanto, después de clase, debería ir a la pastelería de Miguel y María, que se llamaba El Pastel Nuestro de Cada Día.
A Nino le gustaban mucho las magdalenas de María, y todo el mundo decía que eran las mejores; tenían una crema en los bordes que hacían que tuvieran un sabor demasiado bueno.
En el colegio, Nino y Mila, que como he dicho antes, eran aficionados al fútbol, se encontraron con Ramón. Como era su cumpleaños, su padre, por Internet, le compró un balón de fútbol firmado por toda la Selección Española. Nino y Mila se alegraron por él, y a continuación decidieron enseñarle el cartel que habían hecho él y Mila, sobre el trabajo de detective. En ese momento aparecieron Luismi e Iván, un tipo que claramente tenía envidia de Nino, al mencionar fases como: "¡Vaya, parece que hoy en día todo el mundo puede convertirse en detective!"
Después de clase, Nino, como le dijo su madre, tenía que irse a la pastelería de Miguel y María. Ese día, todo cambió para Nino y Mila. De repente, van a surgir dos casos: uno era en la pastelería, y otro en el colegio.
En la pastelería, resultaba que estaban desapareciendo todos los días magdalenas. En el colegio, el balón de Ramón desapareció. Iván aprovechó para competir contra Mila, a ver quien encontraba antes el balón.
Detrás de la pastelería, todos los días Miguel salía a tirar la basura y en ese lugar Nino va a hacer una nueva amistad: Marco, que con la ayuda de él, descubre que el ladrón de magadalenas es Miguel.
Por otro lado, por casualidad apareció el balón en manos de Iván.
Fue pasando el tiempo, y Mila fue resolviendo el caso con preguntas que poco a poco a Iván le ponían más nervioso. Al final, se supo que el ladrón fue Iván.
Dos casos resueltos en un mismo día.
Al fin nevó en aquel diciembre en el que aprendimos que los casos, como en el puzzle, se resuelven pieza a pieza.
A mi, personalmente, me encantan este tipo de libros que tratan de averiguar casos. Se entiende también que nunca se debe de juzgar a las personas por su aspecto y, como he dicho en el resumen, los casos se resuelven con paciencia y paso a paso.
Este libro no es para leer sólo uno, sino para leer muchos, porque hay hasta diez libros y merece la pena leer varios, y si es posible, todos.
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